La ropa sucia se lava en casa
Por:
Milenka Peña
www.milenka.org
Tener una vida familiar armoniosa no siempre es tarea fácil. Los problemas menores son comunes, pero existen ocasiones en las que algunas cosas podrían salirse de control, dando como resultado hijos rebeldes, matrimonios destruidos, sentimientos lastimados, y deseos de rendirse.
Aunque te resulte difícil creerlo, no eres el primero ni el último que está atravesando por circunstancias como las tuyas. Ya sea que tus problemas sean grandes o pequeños, familiares o laborales, económicos o espirituales, o hasta tragedias que no tienen explicación, siempre existe alguien que puede darte una mano.
Creo firmemente que una de las razones por las que Dios permite que atravesemos por circunstancias difíciles es para que, una vez que nuestro carácter haya sido fortificado, podamos ayudar y guiar a otros y compartir nuestra experiencia. Es más fácil que alguien escuche tu consejo cuando sepa que tú también estuviste en sus zapatos.
Lamentablemente, muchos deciden no pedir ayuda cuando realmente la necesitan, e insisten en lidiar en soledad con sus propios problemas, inclusive cuando están claramente hundiéndose más y más en un hoyo sin fin. Me parece que podría ser simplemente un asunto de orgullo. Estas personas no quieren que otras se enteren de lo que les pasa porque podría afectar su reputación, su imagen o la de su familia. El «qué dirán» de la gente les importa más que hallar la solución.
«La ropa sucia se lava en casa» reza un dicho popular, pero hay veces que esa ropa sucia nunca es lavada y al final la suciedad y las manchas son tan profundas, que se la tiene que tirar a la basura porque ya no sirve para nada.
No permitas que eso te ocurra.
Cuando hablo de pedir ayuda, no me refiero a contar todos los detalles íntimos de tu vida a cualquiera, o a quejarte constantemente de lo que te pasa. Todos conocemos personas así; parecería que no quieren en realidad encontrar una solución ni poner en práctica los consejos que reciben, sino que simplemente quieren llamar la atención.
Te hablo de encontrar a alguien de confianza, que sepa escucharte y ayudarte; alguien con sabiduría, empatía y experiencia. Alguien de quien puedas aprender. Muchas veces podemos recurrir a consejeros, pastores, maestros o mentores quienes pueden darnos una mano. Ellos pueden ayudarte a "lavar la ropa".
Por:
Milenka Peña
www.milenka.org
Tener una vida familiar armoniosa no siempre es tarea fácil. Los problemas menores son comunes, pero existen ocasiones en las que algunas cosas podrían salirse de control, dando como resultado hijos rebeldes, matrimonios destruidos, sentimientos lastimados, y deseos de rendirse.
Aunque te resulte difícil creerlo, no eres el primero ni el último que está atravesando por circunstancias como las tuyas. Ya sea que tus problemas sean grandes o pequeños, familiares o laborales, económicos o espirituales, o hasta tragedias que no tienen explicación, siempre existe alguien que puede darte una mano.
Creo firmemente que una de las razones por las que Dios permite que atravesemos por circunstancias difíciles es para que, una vez que nuestro carácter haya sido fortificado, podamos ayudar y guiar a otros y compartir nuestra experiencia. Es más fácil que alguien escuche tu consejo cuando sepa que tú también estuviste en sus zapatos.
Lamentablemente, muchos deciden no pedir ayuda cuando realmente la necesitan, e insisten en lidiar en soledad con sus propios problemas, inclusive cuando están claramente hundiéndose más y más en un hoyo sin fin. Me parece que podría ser simplemente un asunto de orgullo. Estas personas no quieren que otras se enteren de lo que les pasa porque podría afectar su reputación, su imagen o la de su familia. El «qué dirán» de la gente les importa más que hallar la solución.
«La ropa sucia se lava en casa» reza un dicho popular, pero hay veces que esa ropa sucia nunca es lavada y al final la suciedad y las manchas son tan profundas, que se la tiene que tirar a la basura porque ya no sirve para nada.
No permitas que eso te ocurra.
Cuando hablo de pedir ayuda, no me refiero a contar todos los detalles íntimos de tu vida a cualquiera, o a quejarte constantemente de lo que te pasa. Todos conocemos personas así; parecería que no quieren en realidad encontrar una solución ni poner en práctica los consejos que reciben, sino que simplemente quieren llamar la atención.
Te hablo de encontrar a alguien de confianza, que sepa escucharte y ayudarte; alguien con sabiduría, empatía y experiencia. Alguien de quien puedas aprender. Muchas veces podemos recurrir a consejeros, pastores, maestros o mentores quienes pueden darnos una mano. Ellos pueden ayudarte a "lavar la ropa".